Hola, amigos... Antes de otra cosa, espero que después de los sismos acontecidos ustedes y sus familias se encuentren bien.
Les escribo para contarles un poco de mi experiencia, cómo me tocó vivir esta situación y qué he hecho para ayudar.
El temblor lo viví en el transporte público, junto con mi mamá, y de verdad fue una de las cosas más impactantes y horribles que he vivido. Estábamos cerca de un puente peatonal y éste parecía que estaba hecho de papel porque se hacía de un lado a otro (afortunadamente no se cayó). Justo a un lado de donde se quedo parada la Urvan hay un hospital privado y a través de las ventanas se veía como los anaqueles se pegaban y despegaban de la pared... sentí que duró una eternidad.
Inmediatamente todos intentaron ponerse en contacto con sus familiares, cosa que no se pudo porque las líneas no funcionaban adecuadamente. En minutos todo era caos, porque no había luz, no había semáforos, toda la gente estaba en la calle, el tráfico se hizo inmediatamente. Decidimos ya no llegar a nuestro destino y regresarnos a la casa.
Cuando llegamos revisamos que todo estuviera en orden, afortunadamente así fue, pero toda la tarde y parte de la noche estuvimos sin luz, sin Internet y con la linea de teléfono fijo funcionando a ratos.
Al otro día me organicé con una amiga para preparar comida y repartirla a los brigadistas, voluntarios o en los albergues.
He estado yendo al centro de acopio de Parque España a apoyar en lo que se puede y, el primer día, en la distancia que caminé del metro al parque pude ver algunos edificios caídos o a punto de colapsar y se me ponía la piel chinita, no dejaba de darle gracias a Dios por estar del lado en el que brindas ayuda y no del otro lado esperándola. Esto me hacía sentir mayor compromiso de aportar lo que fuera para aminorar el impacto que está teniendo este suceso.
Llegando al parque sentí mucha emoción y felicidad de ver a tantísima gente ayudando y donando, de verdad para mi fue increíble ver todo el interés y ganas que se ponen a las cosas cuando se necesita, así debería ser siempre.
Nunca me había tocado vivir algo tan fuerte "de cerca", es muy impactante y yo creo que todavía no termino de dimensionar todo lo que está pasando. Lo único que puedo decir es que no bajemos los brazos y sigamos apoyando con todo lo que podamos: víveres, herramientas, medicinas, tiempo, manos, etc. Será un proceso largo regresar todo a la normalidad y más porque no ha dejado de temblar en algunos lugares, pero unidos y apoyando podremos levantarnos! Que no se nos pase la euforia de ayudar en unos días porque la gente que se quedó sin casa y que perdió a su familia seguirá necesitando de nosotros.
He estado yendo al centro de acopio de Parque España a apoyar en lo que se puede y, el primer día, en la distancia que caminé del metro al parque pude ver algunos edificios caídos o a punto de colapsar y se me ponía la piel chinita, no dejaba de darle gracias a Dios por estar del lado en el que brindas ayuda y no del otro lado esperándola. Esto me hacía sentir mayor compromiso de aportar lo que fuera para aminorar el impacto que está teniendo este suceso.
Llegando al parque sentí mucha emoción y felicidad de ver a tantísima gente ayudando y donando, de verdad para mi fue increíble ver todo el interés y ganas que se ponen a las cosas cuando se necesita, así debería ser siempre.
Nunca me había tocado vivir algo tan fuerte "de cerca", es muy impactante y yo creo que todavía no termino de dimensionar todo lo que está pasando. Lo único que puedo decir es que no bajemos los brazos y sigamos apoyando con todo lo que podamos: víveres, herramientas, medicinas, tiempo, manos, etc. Será un proceso largo regresar todo a la normalidad y más porque no ha dejado de temblar en algunos lugares, pero unidos y apoyando podremos levantarnos! Que no se nos pase la euforia de ayudar en unos días porque la gente que se quedó sin casa y que perdió a su familia seguirá necesitando de nosotros.
¡FUERZA MÉXICO!